La ONU pide compromisos para restaurar mil millones de hectáreas

Este artículo es parte de la cobertura de IPS por el Día Mundial del Ambiente, el 5 de junio, que este año tiene como tema: la restauración de los ecosistemas.

En el mundo es necesario restaurar una cantidad de tierras degradadas equivalente a la superficie de China, donde viven más de 3000 millones de personas que necesitan agua y aire limpios, mejorar sus ingresos, mitigar las condiciones climáticas extremas y favorecer la biodiversidad. Foto BM

NAIROBI – Todos los países deben cumplir compromisos contraídos en acuerdos internacionales para rehabilitar en el próximo decenio al menos 1000 millones de hectáreas de tierras degradadas, una superficie del tamaño de China, expuso este jueves 3 un nuevo informe de dos agencias del sistema de Naciones Unidas.

La humanidad “está utilizando 1,6 veces más servicios de los que la naturaleza puede proporcionar de manera sostenible”, destacó el informe de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) y el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (Pnuma).

“Esto significa que los esfuerzos de conservación no bastan para prevenir la pérdida de la biodiversidad y un colapso de los ecosistemas a gran escala”, agregaron al presentar el informe los directores de la FAO, Qu Dongyu en Roma, e Inger Andersen, del Pnuma, en esta capital keniana donde el programa tiene su sede central.

El informe estima que, para 2030, los gastos de restauración de tierras en todo el mundo ascenderán, como mínimo, a 200 000 millones de dólares anuales.

El lanzamiento del informe se vincula con el Día Mundial del Ambiente, el 5 de junio, que este año tiene como tema principal la restauración de los ecosistemas y un llamado a unirse a la #GeneraciónRestauración.

Pero, en compensación, por cada dólar que se invierta en restauración, se generarán beneficios económicos de hasta 30 dólares.

Las tareas necesarias para rehabilitar los ecosistemas marinos están excluidas de estos cálculos, aunque el informe advierte que los países también deben sumar compromisos similares para los océanos.

Entre los ecosistemas cuya restauración urge se encuentran las tierras agrícolas, los bosques, los pastizales y las sabanas, las montañas, las turberas (humedales), los espacios urbanos, las masas de agua dulce y los océanos.

Las comunidades que viven sobre 2000 millones de hectáreas de tierras degradadas están integradas por algunas de las personas más pobres y marginadas del mundo.

Andersen y Qu señalaron que “la degradación ya afecta al bienestar de unos 3200 millones de personas, lo que supone 40  por ciento de la población mundial”.

“Cada año, perdemos servicios de los ecosistemas por valor de más de 10 por ciento de nuestra producción económica mundial”, pero añadieron que, si se revierten esas tendencias, “nos aguardan ingentes beneficios”.

La restauración de los ecosistemas es el proceso de detener y revertir la degradación, lo que da como resultado un aire y un agua más limpios, la mitigación de los efectos del clima extremo, una mejor salud humana y la recuperación de la biodiversidad, incluida la mejora de la polinización de las plantas.

Abarca un espectro amplio de prácticas, que van desde la reforestación hasta la rehumidificación de las turberas y la rehabilitación de los corales, y contribuye a conseguir Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), fijados por las Naciones Unidas en 2015, como la salud, el agua limpia, y la paz y la seguridad.

También a los propósitos de los tres convenios adoptados en la Cumbre de la Tierra de 1992 en Rio de Janeiro: la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático, el Convenio sobre la Diversidad Biológica y la Convención de Lucha contra la Desertificación.

Asimismo, para alcanzar la meta fijada en el Acuerdo de París de 2015, que la temperatura mundial se mantenga este siglo no más de dos grados centígrados sobre los niveles preindustriales, son necesarias medidas destinadas a prevenir, detener y revertir la degradación.

“Si se combina con acciones para frenar el aumento de la conversión de los ecosistemas naturales, la restauración puede contribuir a evitar 60 por ciento de las extinciones de la biodiversidad previstas”,  durante las próxima décadas.

El Pnuma y la FAO destacaron que la restauración conlleva  “múltiples beneficios económicos, sociales y ecológicos”. Como ejemplo, la agrosilvicultura puede por sí sola incrementar la seguridad alimentaria de 1300 millones de personas.

Las inversiones en agricultura combinadas con la protección de los manglares y la gestión del agua ayudarán a adaptarse al cambio climático, con unos beneficios que pueden cuadruplicar la inversión inicial, de acuerdo con el informe.

Como la ONU declaró a la década recién iniciada “Decenio de las Naciones Unidas sobre la Restauración de los Ecosistemas”, el Pnuma y la FAO organizaron un centro digital para ese decenio, incluido un marco para el seguimiento de esos procesos  por parte de los países, instituciones y comunidades.

El centro también incorpora la plataforma de la Iniciativa para la Restauración de Tierras Secas, en la cual se recopilan y analizan datos, y se comparten experiencias y se asiste el diseño de proyectos para esos espacios, incluida cartografía geoespacial con los mejores lugares para emprender la restauración de bosques.

A-E/HM

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